Nadie es inmune al paso del

tiempo y al envejecimiento

que le acompaña. Todos estamos

destinados a pasar por él

y no podemos hacer nada para

escapar, sólo posponerlo. Estamos

programados genéticamente

para envejecer y poco a

poco la piel se vuelve más delgada,

se deshidrata y presenciamos

cómo las temibles arrugas

se graban en ella. Pero no todo

nuestro destino está escrito en

los genes. Hoy sabemos que sólo

una cuarta parte de nuestra

salud y de los años que nos

quedan por vivir está en manos

de la genética, el resto depende

de nuestro estilo de vida. La piel

que tengamos a los 50 años dependerá,

y mucho, de cómo la

hayamos tratado en la infancia

y en la adolescencia.

Enemigos de la piel

El sol es el peor enemigo de la

piel. A él se le atribuyen más de

dos tercios del envejecimiento

cutáneo y de la aparición de lesiones

irreversibles o de gran relevancia

como el cáncer. Bajo el

sol la piel se vuelve seca y rugosa,

se arruga precipitadamente

y se tiñe de manchas pigmentarias.

Pero no está todo perdido.

En nuestra mano queda limitar

el tiempo de contacto del sol

con nuestra piel y usar un factor

de protección adecuado en

cualquier época del año.

La polución y el humo del

tabaco tampoco ayudan. La

piel pierde elasticidad, se seca y

se arruga. Fumar seca la piel y

le resta elasticidad dificultando

la cicatrización. El estrés es nocivo

y la tristeza nos quita el

sueño y nos envejece. A veces,

la alimentación no es la más

adecuada. Una dieta que contenga

pocos alimentos naturales

y escasa en vitaminas y minerales

que nutran la piel

puede hacerla mucho daño.

Las idas y venidas de peso típicas

de las dietas yo-yo hipotecan

la tersura de la piel, por lo

que también tienen parte de

responsabilidad en el deterioro

cutáneo, al igual que el consumo

de alcohol y la escasa ingesta

de agua.

Además, existen ciertas enfermedades,

como la obesidad

o la diabetes, que aceleran, en

cierto modo, el proceso de envejecimiento.

En concreto, sin

una circulación adecuada la

piel no puede recibir los nutrientes

ni el oxígeno que necesita

para lucir saludablemente.

Y en todo este entramado

no se puede menoscabar el

poder que las hormonas tienen

sobre la mujer. Cuando llega la

menopausia, los estrógenos

descienden y la piel adelgaza y

pierde elasticidad y firmeza,

allanando el camino a la aparición

de las arrugas.

También puede ocurrir

que estemos cuidando nuestra

piel con productos de higiene

de escasa calidad o que simplemente

no hayan sido creados

para nuestro tipo de piel

y, sin quererlo, la estamos deteriorando.

Para evitarlo y escoger

el producto que mejor

se adapte a nuestras necesidades

debemos de consultar antes

con el dermatólogo y/o el

farmacéutico.

Contrarreloj

Las cremas antiarrugas funcionan

y retrasan los efectos del

paso del tiempo. Los beneficios

de la cosmética van más

allá de la estética. No en vano

han demostrado que también

mejoran la salud de la piel. Pero

no espere milagros instantáneos.

Una arruga no nace de la

noche a la mañana. Su crecimiento

es lento, tanto que podemos

asegurar que la que se

deja ver a los 45 años comenzó

a formarse dos décadas antes.

Por eso el secreto está en

la constancia y en comenzar a

cuidarse lo antes posible. Y es

que no cabe ninguna duda de

que si una arruga se trata desde

el primer síntoma su aparición

se acabará retrasando. Por

tanto, si es joven no piense

que la historia no va con usted

y comience a cuidar su piel

contra el envejecimiento. Lo

ideal es que lo haga antes de

los 30, pues es cuando se empiezan

a poner de manifiesto

las arrugas de expresión. En

cuanto a las arrugas que dibujan

el rostro de una persona de

65 años no hay cura posible;

se puede mejorar su aspecto

pero eliminarlas es imposible.

Cuidados básicos

No olvide que la limpieza y el

cuidado de la piel son esenciales

para que ésta se conserve

de forma saludable. La primera

regla de los productos antiedad

es proteger las defensas

naturales de la piel y evitar el

daño de los rayos ultravioleta.

Además, hidratar, reafirmar,

regenerar y frenar la acción de

los temidos radicales libres son

acciones claves en cualquier

tratamiento que luche contra

el envejecimiento.

Tenga la edad que tenga,

desmaquíllese todas las noches

y una o dos veces por semana

use un peeling mecánico. Con

la piel limpia de impurezas, las

cremas hidratantes y nutritivas

trabajan mejor. Por la noche,

aplíquese una crema nutritiva

y por las mañanas utilice siempre

una crema hidratante, sobre

todo si tiene la piel seca,

pues en su caso la tendencia al

envejecimiento es mayor. Hidratada

se enfrentará mejor a

las agresiones del viento, el

frío, la polución y demás agentes

externos. Cada edad tiene

sus cuidados, por lo que pregunte

a su farmacéutico cuáles

son las cremas que más se adecuan

a la suya. Además, todo

depende de su tipo de piel y

de sus características personales

y él, junto con el dermatólogo,

es quien mejor puede velar

por la salud de su piel.

Dermofarmacia

Tal y como se puso de manifiesto

en las últimas Jornadas

de Dermofarmacia, organizadas

por el Consejo General de

Colegios Oficiales de Farmacéuticos,

el paso del tiempo y

sus consecuencias sobre la piel,

especialmente en el rostro, se

configuran como uno de los

mayores retos para la investigación

e innovación en el campo

de la dermofarmacia. Cada día

son más las mujeres que apuestan

por la cosmética de farmacia.

Las razones son varias: una

composición que ofrece plenas

garantías, un precio asequible,

la disponibilidad horaria de las

farmacias y, sobre todas ellas, la

posibilidad de contar con el

consejo de un profesional de la

salud. Y es que el valor añadido

que ofrece el farmacéutico mediante

la atención personalizada

y sanitaria avalada por una

formación rigurosa y científica,

es garantía de salud.

El futuro

Durante las jornadas se resaltó

que en los últimos años el sector

ha experimentado un doble

impulso a raíz del boom

de los productos específicos

para el hombre y de la entrada

en el mercado de cosméticos

con el mal denominado ‘efecto

botox’. Y es que, además de

las conocidas inyecciones, ya

existen en el mercado numerosas

cremas capaces también

de eliminar las arrugas a simple

vista, cuyo uso diario y

constante mejora sustancialmente

la piel del rostro. En

cuanto a la cosmética dirigida

a los hombres, se trata de un

fenómeno reciente que aún

está por explotar. Así, a pesar

de que en el mercado ya existen

numerosas líneas de cosméticos

masculinas, la gran

mayoría de los hombres optan

por iniciarse en este mundo a

través de las cremas hidratantes

y revitalizantes y son aún

reacios a probar las cremas antiarrugas

o para las ojeras.