Los niños asmáticos deben
visitar al médico al inicio
del otoño para reajustar su
tratamiento habitual, de forma
que puedan afrontar sin
recaídas el aumento de las infecciones
respiratorias de esta
época, tal y como recomienda
la Sociedad Española de
Neumología y Cirugía Torácica
(SEPAR).
Los niños asmáticos, siempre
que no sean alérgicos, no
suelen sufrir crisis en primavera
y verano por lo que es habitual
que abandonen su tratamiento.
La primera crisis aparece
con la convivencia con
otros niños en los centros escolares
y la llegada del frío.
La falta de tratamiento o
una dosificación inadecuada
del mismo conlleva un incremento
de niños asmáticos que
sufren broncoespasmo, una
afección que se manifiesta en
forma de tos seca, dificultad
para respirar y sibilancias (pitos)
y un aumento de los ingresos
hospitalarios.