"Lo que come hoy determinarásu futuro", rezael subtítulo de un trabajo sobreAlimentación infantil, elaboradopara la Dirección Generalde Salud Pública yAlimentación de la Comunidadde Madrid por Rosa MªOrtega y Ana Mª Requejo, delDepartamento de Nutriciónde la Facultad de Farmacia dela Universidad Complutense."Alimentar bien a un niño…
'Lo que come hoy determinará
su futuro', reza
el subtítulo de un trabajo sobre
Alimentación infantil, elaborado
para la Dirección General
de Salud Pública y
Alimentación de la Comunidad
de Madrid por Rosa Mª
Ortega y Ana Mª Requejo, del
Departamento de Nutrición
de la Facultad de Farmacia de
la Universidad Complutense.
'Alimentar bien a un niño es
invertir en su salud presente y
futura', dice por su parte el Dr.
José Enrique Campillo Álvarez,
catedrático de Fisiología de la
Facultad de Medicina de la
Universidad de Extremadura.
Son por tanto evidentes
los beneficios a largo plazo
que supone una buena alimentación
en los niños, máxime
si tenemos en cuenta que
es en la infancia, entre los 18
meses y los 9 años, cuando
comienzan a establecerse los
hábitos alimentarios, hábitos
que se consolidan a partir de
la adolescencia y permanecen
para toda la vida.
Hoy vivimos en un país
donde la obesidad y el sobrepeso
han adquirido caracteres
de epidemia, con graves consecuencias
en la edad adulta,
una situación que ha tenido su
raíz en la edad infantil: el 26%
de los niños y jóvenes de
nuestro país tienen actualmente
sobrepeso y casi el 14% son
obesos. Según los expertos, es
aún más preocupante la tendencia
ascendente que presenta
este proceso.
Una encuesta realizada en
la Comunidad de Madrid -los
datos son perfectamente extrapolables
al resto de Españaha
puesto de relieve que, en líneas
generales, la situación actual
desde el punto de vista de
la alimentación infantil es que
los alimentos que deben consumirse
con mayor moderación
(carnes y productos cárnicos,
bollos, galletas, pasteles,
chucherías y otros dulces, aperitivos
salados, alimentos precocinados,
zumos envasados y
refrescos, con un alto contenido
en grasas saturadas y/o
azúcares simples) registran ingestas
excesivas, mientras que
alimentos que deben estar
más presentes en la dieta (cereales,
legumbres, frutas, verduras,
hortalizas, tubérculos,
pescado), registran un consumo
inferior al deseable.
Trastornos evitables
Entre las razones que han conducido
a esta situación están
los grandes cambios que ha
experimentado la sociedad española
en las últimas décadas,
lo que ha repercutido considerablemente
en el tipo de alimentación.
Las dietas tradicionales
han dejado paso a dietas
con mayor contenido energético,
demasiado ricas en grasas
y azúcares, en detrimento de
las frutas, verduras, cereales y
legumbres. A ello ha venido a
sumarse una actividad física
mínima, tanto en el colegio
como en los ratos de ocio (exceso
de horas de televisión y
de videojuegos).
Son muchos los trastornos
nutricionales que se pueden
evitar en un niño con una alimentación
correcta: anemia,
sobrepeso, obesidad y caries
dental. En la edad adulta, estos
problemas de salud se traducen
en enfermedades cardiovasculares,
diabetes y
algunos tipos de cáncer.
Campillo Álvarez señala
que 'la única manera que tenemos
de asegurarnos que el
organismo del niño recibe todos
los nutrientes que precisa,
es proporcionándole una alimentación
variada. Si además
de variada, la alimentación es
equilibrada, aportaremos al niño
los nutrientes en las proporciones
adecuadas'.
Desarrollo mental
Según el Programa NUSA (Nutrición
y Salud) de Danone,
una mala alimentación puede
comprometer el óptimo desarrollo
del cerebro y de la función
cognitiva, que comprende
actividades como el pensamiento,
la psicomotricidad y la
percepción. A los tres años, dice
este Programa, el cerebro
infantil es 2,5 veces más activo
que el del adulto.
El desarrollo del cerebro
en las etapas iniciales del crecimiento
presenta una demanda
de energía más elevada que
en las personas adultas. Durante
la infancia, la falta de
hierro es más frecuente, especialmente
en los periodos de
rápido crecimiento. El principal
efecto de dicha carencia es
la anemia, y los niños que la
padecen en etapas tempranas
de su vida muestran un peor
rendimiento académico en la
etapa escolar, aunque la anemia
ya haya sido tratada.
Otros nutrientes muy necesarios
en este periodo de
crecimiento son los ácidos grasos
poliinsaturados omega 3,
que se encuentran principalmente
en el pescado.
Alimentación correcta
Las autoras del trabajo antes
citado, Ortega y Requejo, resaltan
la importancia de los
padres en el comportamiento
alimentario del pequeño: 'El
niño escucha, pero sobre todo
observa. Por ejemplo, no basta
con decirle que coma verduras
si los padres no las tomamos.
No podemos decirle que tome
fruta y nosotros tomar un pastel.
No sirve decirle que practique
deporte mientras vemos
la televisión, etc.'.
En aras de una alimentación
correcta -prosiguen- la primera
medida recomendable es distribuir
los alimentos en 5 comidas
al día: desayuno, media mañana,
comida, merienda y cena. El
reparto calórico en niños debe
hacerse en las diferentes comidas,
teniendo en cuenta que no
conviene concentrar los alimentos
en 1-2 comidas, sino distribuirlos
en las 5 recomendadas.
Necesidades
energéticas
El cálculo del gasto energético
de un niño sano se hace en función
de su peso corporal, y según
la Organización Mundial
de la Salud (OMS) se establece
en 70 kcal/kg en niños de 7 a
10 años. Por ejemplo, un niño
de 8 años y 25 kilos tendría un
gasto energético aproximado
de 1.750 kcal/día. Sin embargo,
la composición media de la
dieta en la población de 5-12
años de la Comunidad de Madrid
está lejos de una dieta sana
y equilibrada: es hiperproteica,
hipergrasa y baja en hidratos de
carbono. Concretamente, la ingesta
media de energía total
diaria en esta población es de
1.905,9 kilocalorías.
Más información:
www.publicaciones-isp.org.
www.aesa.msc.es