Estar en forma suele ser sinónimo
de presentar un
cuerpo saludable, ágil, ligero…
Sin embargo, tanto o más importante
es tener salud mental.
Pensar, sentir, trabajar, recordar
o divertirse son acciones
que sólo se pueden desarrollar
en plenitud si nuestra mente
está sana.
Según afirman los expertos,
a partir de los 30 años comenzamos
a experimentar un deterioro
progresivo de la memoria
que, aunque no afecta a todas
las personas por igual, supone
un proceso continuado debido
a la pérdida progresiva de neuronas.
En otras palabras, la edad
corre a favor del deterioro cognitivo.
Durante la edad adulta
perdemos diariamente entre
10.000 y 50.000 neuronas.
Las causas de la pérdida de
memoria pueden ser diversas,
siendo la demencia una de las
más conocidas. Además, las situaciones
de estrés o de ansiedad,
el cansancio por la sobrecarga
de trabajo o la depresión
pueden afectar también a la
memoria.
Estimulación cerebral
En la actualidad existen numerosos
estudios que vienen a corroborar
cómo las actividades
que estimulan la mente fortalecen
las células cerebrales, las
conexiones entre ellas y pueden
incluso crear nuevas células
nerviosas. Uno de dichos estudios,
realizado en el Centro
Médico Universitario Rush, en
Chicago (EE.UU.) y publicado
en la revista ‘Neurology’, pone
de relieve que una persona de
edad avanzada, pero activa
desde el punto de vista cognitivo,
es 2,6 veces menos propensa
a desarrollar demencia y enfermedad
de Alzheimer que
una persona mayor cognitivamente
inactiva.
Las personas mayores que
mantienen activa su mente con
actividades aparentemente tan
nimias como hacer un crucigrama,
leer el periódico o asistir
a una obra de teatro podrían
estar reduciendo de esta manera
tan sencilla y enriquecedora
sus riesgos de desarrollar deterioro
cognitivo, demencia o enfermedad
de Alzheimer. Expertos
reunidos en la III Jornada
"Cuídate la Memoria", celebrada
recientemente en Barcelona,
alertaron que un uso excesivo
de televisión ocasiona una mayor
pérdida de memoria y
aconsejaron la lectura como un
hábito para prevenir el deterioro
de esta facultad entre las
personas mayores.
Un factor de riesgo
La especialista en Neurología
del Hospital de Cabueñes, Carmen
Martínez, explicó en el
transcurso de una conferencia
pronunciada en Gijón sobre "El
Alzheimer, sus problemas familiares
y su tratamiento", que
uno de los factores de riesgo
de esta enfermedad es el bajo
nivel educativo: "Las personas
con una escolarización más
corta, más pobre, se está viendo
que con los años, cuando
se llega a anciano, manifiestan
los síntomas de la enfermedad
con más frecuencia que las
personas con más desarrollo
intelectual".
En palabras de esta especialista,
"una persona con una
vida intelectual rica ha tejido
su red neuronal de forma más
potente, de forma que tiene
que dañarse durante mucho
más tiempo y en mucha más
cantidad para llegar a ese umbral
que hace que se manifiesten
los síntomas del Alzheimer.
En cambio, en la persona que
tuvo una vida intelectual pobre,
su red neuronal es mucho
más frágil, más endeble y a
poco grado de deterioro aparecen
antes los síntomas".
La dieta
Vigilar la alimentación para
cuidar nuestro cerebro merece
un punto aparte. Recientes investigaciones
confirman que
una dieta saludable para el cerebro
es aquella que reduce el
riesgo de enfermedad cardiaca
y diabetes, estimula el flujo de
sangre al cerebro y es baja en
grasas y en colesterol. Al igual
que el corazón, la mente necesita
un balance equilibrado de
nutrientes para funcionar bien,
todo ello combinado con actividad
mental y física, además
de interacción social.
En general, se ha observado
que las frutas y vegetales
de color oscuro tienen los mayores
niveles de antioxidantes
naturales, tales como la espinaca,
el brócoli, la remolacha,
los pimientos rojos, el maíz, las
berenjenas, las coles de Bruselas
y la col rizada. Entre las frutas
con alto nivel de antioxidantes
destacan las ciruelas,
pasas, moras, fresas, frambuesas,
naranjas, uvas rojas, cerezas
y arándanos.
Igual de recomendables
son los pescados ricos en ácido
omega-3, como el mero, la
caballa, el salmón, la trucha y
el atún, sin olvidarnos de los
frutos secos, especialmente de
las nueces y las almendras.
Asimismo, ciertas vitaminas
antioxidantes, como las vitaminas
C y E, así como la vitamina
B12 y el ácido fólico
pueden ser también útiles para
contribuir a una buena salud
cerebral.
Una de la advertencias que
hacen los especialistas es
que es normal que con el
paso de los años, entre
otras capacidades, se vaya
perdiendo la memoria, y es
frecuente el olvido de actos
cotidianos como el nombre
de personas o cosas. Frases
como "lo tengo en la punta
de la lengua", "¿dónde habré
dejado las llaves?", "¿habré
cerrado la llave del gas"
o "¿habré apagado todas las
luces…?" son habituales a
determinadas edades.
Pero lo que sí ya es preocupante
son olvidos más
serios, como encontrarse
desorientados en sitios conocidos,
sentir confusión a la
hora de realizar actividades
cotidianas (hacer la compra,
la comida, poner la lavadora,
etc.); tener dificultades para
mantener una imagen adecuada
al combinar mal la ropa
o lavarse mal. En estos casos
sí que sería necesaria una
visita al médico.
Más información:
www.segg.es;
www.psiquiatria.com