Uno de los temas de saludmás debatidos actualmenteguarda relación con el lugarde trabajo como foco desencadenantede múltiples trastornos,ya sean orgánicos o psicológicos.Surge, pues, un dilemaa todas luces más grave de loque a primera vista pudiera parecer,o al menos esto es lo quese desprende de unas…
Uno de los temas de salud
más debatidos actualmente
guarda relación con el lugar
de trabajo como foco desencadenante
de múltiples trastornos,
ya sean orgánicos o psicológicos.
Surge, pues, un dilema
a todas luces más grave de lo
que a primera vista pudiera parecer,
o al menos esto es lo que
se desprende de unas declaraciones
realizadas recientemente
en Bilbao por el jefe del Observatorio
de Riesgos de la Agencia
Europea de Seguridad y Salud
en el Trabajo, Eusebio Rial,
durante una jornada organizada
por UGT. Para Rial, el modelo
de economía al que tiende
Europa va a derivar en que 'las
enfermedades profesionales vayan
a ser todavía motivo de
mayor preocupación que los
accidentes de trabajo'.
Y para muestra, un botón:
la última encuesta sobre condiciones
de trabajo elaborada
por el Instituto Nacional de Seguridad
e Higiene en el Trabajo
(INSHT) puso de relieve que
en nuestro país más de la mitad
de la población trabajadora
padece estrés y uno de cada
cinco considera 'incuestionable'
que el trabajo afecta a la
salud, siendo sus principales
consecuencias el dolor de espalda,
cuello o nuca y el estrés.
Los trastornos más comunes
asociados al estrés son el
cansancio, las alteraciones del
sueño y las cefaleas. El nivel de
estrés más elevado lo sufren
los directivos, seguido de los
profesionales con estudios universitarios,
los técnicos y los
trabajadores de servicios.
Según César Martínez Plaza,
autor del libro 'Estrés. Aspectos
médicos', presentado
recientemente en el citado instituto
INSHT, el estrés puede causar
depresión, ansiedad, apatía,
falta de concentración, problemas
con el alcohol o con las
drogas y alteraciones endocrinas;
también puede inducir
afecciones cardiovasculares, digestivas,
respiratorias y neurológicas,
entre otras. En el trabajo,
sus consecuencias afectan a la
productividad, suponen un
aumento del riesgo de sufrir accidentes
laborales y aumentan
el absentismo.
Ellas, más 'quemadas'
En relación con el estrés y el
'síndrome de estar quemado',
también conocido como 'burn
out', el Observatorio Permanente
de Riesgos Psicosociales
de UGT pone de manifiesto
que las mujeres trabajadoras
sufren en mayor medida que
los hombres riesgos psicosociales
debido a que tienen más
posibilidades de sufrir carga
mental, falta de autonomía,
menor control sobre el trabajo
y peores condiciones ambientales
y laborales. Si a ello sumamos
el rol que desempeñan
en el ámbito familiar, es inevitable
la sobrecarga, el estrés y,
por tanto, el citado síndrome.
Especialmente 'quemantes',
según UGT, son actividades
propias del sector textil, la
sanidad o las de las teleoperadoras,
que implican movimientos
repetitivos, monotonía y
poca creatividad. Muchas de
estas actividades conllevan,
además, precisión, agilidad,
posturas inadecuadas y ritmos
forzados y excesivos de trabajo.
Mobbing
Otro fenómeno creciente entre
los trabajadores españoles es el
'mobbing'. El psicólogo y profesor
de la Universidad de Alcalá
de Henares, Iñaki Piñuel y Zabala,
recalcó en Santander durante
un curso sobre 'Acosos. Una
realidad emergente', organizado
por la Universidad de Cantabria,
que el mobbing o acoso
laboral lo sufre el 15% de los
trabajadores españoles en activo.
A partir del sexto mes de estar
sufriendo el acoso, existe un
riesgo real de padecer una enfermedad.
Nervios, insomnio,
dolor de cabeza, afecciones cutáneas,
fatiga crónica o caída
del pelo son algunas de sus
consecuencias sobre la salud.
Según este experto, estadísticamente
no existen diferencias
entre hombres y mujeres
acosados en el trabajo, aunque
sí hay constancia de que ellos
piden menos ayuda por una
cuestión educacional. 'Los
hombres aguantan más tiempo
sin quejarse y por eso desarrollan
enfermedades más graves',
asegura Piñuel, para quien las
mujeres presentan más cuadros
depresivos y los hombres desarrollan
más cardiopatías.