"Queridos Reyes Magos" Con estas palabras se abren las puertas mágicas de la Navidad para muchos niños. Cada carta que se amontona en los buzones de sus majestades es un mensaje repleto de ilusión que endulza los sueños de los más pequeños de la casa. Ningún padre puede borrar de su mente la cara de ilusión y de inocencia de su pequeño cuando, con los nervios a flor de piel, se levanta el día 6 de enero y descubre los regalos que han dejado los Reyes Magos a su paso. Seguro que su hijo ya está escribiendo la carta de nuevo, por lo que si quiere que escojan lo adecuado lea con atención el siguiente reportaje.
Seguridad
Seleccionar los juguetes cuidadosamente es una garantía para que el juego sea educativo, divertido y, lo que es más importante, seguro. Pero cualquier juguete puede ser peligroso si no se usa convenientemente o si está deteriorado. Para evitar contratiempos lo mejor es enseñar a los niños a utilizar el juguete adecuadamente y mostrarles los peligros que su mal uso puede traer consigo. Por otro lado, usted como padre ha de revisarlos cada cierto tiempo y retirarlos en el momento que note algún deterioro. En su mano está que los juguetes sean los más apropiados para su edad y capacidad intelectual y que sobre todo sean seguros. Para ello, no ha de olvidarse nunca de leer las instrucciones de uso y de seguir las advertencias de seguridad que acompañan cada juguete.
Nunca deje solo a su niño pequeño mientras juega, pues a pesar de todos los esfuerzos por elegir el juguete más seguro, la vigilancia es la mejor manera de prevenir posibles lesiones. Escaleras, carreteras o piscinas no deben ser nunca lugares de juego.
Los niños menores de tres años son los que más riesgos tienen de lesionarse a causa de un juguete. Pueden simplemente rozarse la piel o caerse o ir más lejos y acabar intoxicándose, quemándose o atragantándose. Este último percance es, de hecho, la causa principal de muerte relacionada con juguetes.
Características esenciales
La normativa de la Comunidad Europea es muy estricta en cuanto a la seguridad y su cumplimiento debe figurar en la etiqueta, mediante la marca CE. Y es que la mejor garantía de seguridad es que el juguete esté fabricado en algún país de la Unión Europea o que lo haga una marca lo suficientemente conocida. Nunca exponga a su hijo a juguetes de origen desconocido y recuerde que un juguete seguro trae las indicaciones e instrucciones en español o en una lengua co-oficial.
Al margen del uso que se haga de un juguete existe una serie de características esenciales que deben de reunir todos ellos y que la normativa actual se encarga de hacer cumplir:
1. Los juguetes destinados a niños menores de tres años deben tener piezas de tamaño apropiado que evite que el niño las trague. Los juguetes, piezas y envases no deben presentar ningún riesgo de estrangulamiento o asfixia.
2. Los movimientos de las piezas, sus aristas, salientes y fijaciones deben estar diseñados de tal manera que supriman los riesgos de lesión por contacto.
3. Los juguetes destinados a llevar o mantener al niño en aguas poco profundas deben garantizar su estabilidad y seguridad.
4. Los que impliquen la entrada de niños en su interior deben tener una apertura fácil desde dentro.
5. Deben estar fabricados con materiales que no se quemen al quedar expuestos accidentalmente a una llama o chispa.
6. En todos los juguetes debe figurar la marca "CE", que indica que el fabricante certifica que el juguete cumple todas las obligaciones de seguridad que exige la normativa vigente.
Riesgo de intoxicación
En los últimos meses, los medios de comunicación han dado la voz de alarma al mostrar que determinados juguetes pueden poner en peligro la salud de los niños al contener niveles elevados de distintos tóxicos.
Los niños más pequeños no sólo los tocan sino que muchas veces se los llevan a la boca o los huelen. Es precisamente en la pintura que los reviste donde se esconde la mayor trampa de estas sustancias. Al ingerir los pigmentos derivados de estas pinturas de forma continuada, inhalarlos e incluso, en ocasiones, por el simple contacto, el niño puede llegar a intoxicarse. Pero esté tranquilo, mucho antes de llegar a tales extremos la falta de apetito, vómitos, irritabilidad y dolor de cabeza pueden ser indicativos de intoxicación.
El papel de lo padres
En su mano está elegir juguetes que ayuden al niño a vivir experiencias positivas y potencien su imaginación. Juguetes que "hablen" de cooperación, de igualdad y respeto a los demás y que en medio de la diversión le dejen vía libre para la espontaneidad y mostrar sus deseos y sentimientos. Que no se olviden de potenciar su inteligencia, creatividad, habilidad manual y otras muchas facetas de la personalidad del pequeño.
Una de las necesidades más importantes que tienen los niños es la de jugar con sus padres, por lo que échese en el suelo con su hijo y limítese a jugar. Al principio usted es su primer y más importante juguete. le necesita para paliar la atención y concentración que necesita. Con el tiempo será más autónomo pero aún querrá estar cerca de usted, sentir su cariño y disfrutar de su compañía. Según vaya creciendo, ha de ser usted quien, para evitar una dependencia excesiva, se vaya retirando poco a poco del escenario de juegos del pequeño.
A pesar de las mil y una virtudes de los juguetes, nunca deben reemplazar a sus amigos, a sus compañeros de clase y a sus padres. De hecho numerosos estudios confirman que el principal elemento que contribuye al desarrollo infantil es la relación afectiva con los compañeros de juego y no la cantidad de juguetes que tengan.
Respete sus gustos
Con todo lo dicho hasta ahora, parece que cumplir los deseos de los pequeños en Navidad y actuar tal y como mandan los cánones del "padre perfecto" es una misión casi imposible. Pero no se agobie, detrás de todo se esconden dos premisas fáciles de cumplir: conocer a su hijo y aplicar el sentido común. Qué duda cabe de que un avión apaga-incendios es mejor que un bombardero, un balón de fútbol mejor que un juego virtual de ese deporte y un juguete para compartir con otros niños mejor que un armatoste mecánico capaz de hacer todo por sí solo.
El juguete ideal no es el que más dinero cuesta, sino el que mejor se adapta a la edad, personalidad y madurez del niño, el más sencillo y el que pueda compartir con otros niños y con los padres y demás miembros de la familia.
De nada sirve comprar el juguete que los expertos consideran más apropiado para su edad y desarrollo si al pequeño no le gusta. Los juguetes se regalan, no se imponen y el juego ha de ser un acto espontáneo y voluntario. Por eso, aunque parezca contrario a todo lo que se ha dicho hasta ahora, se ha de respetar e intentar cumplir las ilusiones y deseos del niño, siempre y cuando no se trate de un juguete peligroso.
Un caso especial: los juguetes bélicos
Si hay algo en lo que los expertos no se ponen de acuerdo es en si los padres han de cumplir los deseos de sus hijos cuando piden un juguete bélico. Mientras que para algunos psicólogos y pedagogos acceder a ello convierte a los padres en cómplices de la violencia, para otros muchos lo realmente importante no es que los niños tengan o no una pistola de juguete sino que los padres les enseñen que nunca se ha de escoger el camino de la violencia y de la guerra. Además, no concederles ese deseo es darle demasiada importancia a algo que quizás no la tiene, pues la fascinación por los juguetes bélicos sólo dura un tiempo determinado y se esfuma de manera espontánea.
Tampoco debe preocupar a los padres que el niño escoja un juguete que rompa con los roles sociales masculinos y femeninos que tan arraigados se han mantenido en nuestra cultura y que poco a poco van mitigándose.
Solo tres
A los niños de hoy en día les sobran juguetes con los que disfrutar en plenitud de su infancia, pero lo que realmente les falta es tiempo para jugar. Tienen tantos que no pueden disfrutar de cada uno de ellos, dispersan su atención, se desilusionan y se desmotivan. Les atrapa una sensación de vacío que los padres equivocadamente intentan compensar comprando más juguetes, lo que no hace más que acrecentar el problema. Según algunos expertos, esta sensación de vacío no existiría si el número de juguetes que tuvieran a su alcance fueran tan sólo de tres.
La tele, la carga de tareas escolares y el exceso de actividades extraescolares roba gran parte del tiempo de juego que todo niño necesita para desarrollarse adecuadamente. Con tal ritmo de vida se esta creando una generación que o bien crece pegada a la televisión o se siente abrumada por el exceso de tareas. Ni una ni otra opción es buena, pues lo que los niños necesitan realmente es equilibrio y armonía.
El Ministerio de Sanidad y Consumo recomienda no correr riesgos ni ahorrar en seguridad. Siempre es mejor comprar menos juguetes que ofrezcan todas las garantias de seguridad que buscar juguetes más baratos en los que la seguridad de uso o un deficiente etiquetado ofrezcan dudas.
FUENTES: Sociedad de Pediatría de Asturias, Cantabria y Castilla y León, Fundación Crecer Jugando, Asociación Española de Pediatría, Asociación Española de Fabricantes de Juguetes.