El dolor torácico afecta a más
del 12 por ciento de la población
española. Aunque este
síntoma puede provocar un deterioro
de la calidad de vida a
nivel físico y mental, apenas la
mitad de los afectados acude a
la consulta del médico según
demuestra un estudio cuyos resultados
preliminares han sido
presentados en la Real Academia
Nacional de Medicina por
el profesor Manuel Díaz-Rubio,
jefe del Servicio de Aparato Digestivo
del Hospital Clínico San
Carlos de Madrid.
Aunque el dolor torácico es
un síntoma que produce gran
alarma por la tendencia general
a asociarlo de entrada con un
problema cardiaco grave, el
profesor Díaz-Rubio subrayó
que en realidad sólo en un tercio
de los pacientes que acuden
a urgencias se confirma después
una patología del corazón. "Sabemos
que muchos pacientes
visitan anualmente las urgencias
por este motivo y buena parte
de ellos suelen ser considerados
posibles enfermos cardiacos.
Cuando se les realiza una coronariografía
y otras muchas pruebas
se acaba comprobando que
el dolor torácico estaba motivado
por enfermedades esofágicas,
psiquiátricas o músculo-esqueléticas.
Todo ello conlleva un
gasto que podría reducirse si se
conocieran mejor las múltiples
causas que pueden producir dolor
torácico y su frecuencia".
Otros datos relevantes del
estudio son que un 42,5 por
ciento de los que padecen dolor
torácico consultó esta molestia
con su médico en el último año;
un 31 por ciento acudió a urgencias
hospitalarias y hasta un
6 por ciento tuvo que ser ingresado
en el hospital.
Calidad de vida
El impacto del dolor torácico
no cardiaco sobre la calidad de
vida y la productividad de los
afectados es muy alto. Sin embargo,
el profesor Díaz-Rubio
explicó que cuando se les descarta
el problema cardiaco mejoran
de una forma manifiesta
pasados de uno a tres años. "En
los que sufren dolor torácico
no asociado a una enfermedad
cardiaca el pronóstico es benigno,
pero tienen una mala calidad
de vida, ingresos hospitalarios
y consultas frecuentes,
resultados terapéuticos mediocres
y un elevado coste económico
y social. A esto hay que
sumar el efecto mental que la
incertidumbre causa en ocasiones
en el paciente". De hecho,
según el estudio, la depresión
es más común entre los pacientes
con dolor torácico de origen
cardiaco.
Causas
El profesor Díaz-Rubio se mostró
partidario de sumar esfuerzos
para elaborar un consenso
sobre el dolor torácico en general
y sobre el de origen no
cardiaco en particular. En este
segundo grupo las causas más
frecuentes son pulmonares,
mediastínicas, musculoesqueléticas,
osteoarticulares, psicógenas
(ansiedad, depresión y
estrés) y digestivas (enfermedades
esofágicas, dispepsia
funcional, úlcera gastroduodenal,
litiasis biliar y pancreatitis).
"La mayoría de estas patologías
se acompañan de otros
síntomas que ayudan a lograr
el diagnóstico. Las enfermedades
esofágicas pueden originar
cuadros clínicos muy similares
a los coronarios", destacó.