Los trastornos de ansiedad
son a menudo crónicos y
se asocian con un deterioro
funcional y reducción en la calidad
de vida. En este sentido,
víctimas propicias de estos
trastornos son los ancianos,
muchos de los cuales manifiestan
los síntomas de una manera
inespecífica o asociados a
diversas enfermedades.
Se estima que gira en torno
al 15 por ciento el número
de mayores de 65 años que
sufre algún tipo de trastorno
de ansiedad, entre los cuales,
según la Sociedad Española
de Medicina Geriátrica (SEMEG),
los más frecuentes en
el anciano son las fobias específicas
y, más concretamente,
la fobia social, junto con el
trastorno de ansiedad generalizada.
Y es que alrededor del
8 por ciento de las personas
mayores de 65 años padece
una fobia específica y casi un
7 por ciento un trastorno de
ansiedad generalizada. La siguiente
patología más frecuente
es el trastorno de estrés
postraumático obsesivo.
El doctor Francisco Sanz,
del Servicio de Geriatría del
Hospital Universitario La Paz-
Cantoblanco de Madrid, explica
que sensaciones como
el temor, la inseguridad o la
angustia que acarrean un
trastorno de ansiedad en las
personas mayores suelen manifestarse
de manera mucho
más inespecífica que en un
adulto más joven. En los ancianos
hay menos presencia
de síntomas psicológicos y
más de corte somático. En este
sentido indica que "es frecuente
que el anciano hable
de un malestar general que
no responde a un trastorno
físico concreto, o que tenga
una sensación de temor difuso,
lo que hace que el diagnóstico
sea más complicado
y, por lo tanto, al menos aparentemente,
la prevalencia
sea menor que en la población
adulta".
Reagudización
La SEMEG hace especial hincapié
en que un trastorno de
ansiedad no sólo empeora la
calidad de vida del anciano
por las implicaciones emocionales
que tiene sino que, además
hay un fuerte riesgo de
que se deteriore su estado general
y su situación funcional,
aumentando el riesgo de discapacidad.
En ese sentido, la
angustia provoca situaciones
para el paciente como que viva
peor el resto de sus enfermedades
si las tiene, que disminuya
su predisposición a
salir a la calle, aumente el riesgo
de caídas y, en conjunto,
se limite su autonomía y estado
general.