No cierre los ojos y mire.
Basta con pasar una sola
mañana entre las aulas de cualquier
instituto de nuestro país
para darse cuenta de la influencia
que tiene la publicidad y la
moda entre nuestros adolescentes.
¿Niñas coquetas o algo
más' Por desgracia, ya hay pequeñas
de tan solo diez años
que dejan de comer porque no
encuentran tallas que se adapten
a su figura infantil o porque
son objeto de burla entre sus
compañeros. Y es que, detrás
del sueño de un 'cuerpo 10' se
esconden muchas obsesiones
con la comida y visitas al baño
incontroladas. Estamos hablando
nada más y nada menos
que de una auténtica epidemia
social y del problema de salud mental más frecuente en la
adolescencia: los trastornos alimentarios.
La anorexia nerviosa
y la bulimia, los personajes principales
de este tipo de patologías,
son las enfermedades de
los países desarrollados y, como
tales, aumentan de forma alarmante,
afectando, en el caso de
la anorexia, a un uno por ciento
de la población española, según
datos recientes del Instituto Andaluz
de la Juventud.
Si bien estas enfermedades
se extienden con más facilidad
entre adolescentes de
13 y 14 años, en los últimos
años se está constatando un
aumento de casos de anorexia
en mujeres adultas y niños
menores de 14 años. Y aunque
nueve de cada diez enfermos
son mujeres, cada vez la
bulimia y la anorexia se dejan
ver más entre los hombres.
Pero, ¿cómo podemos ponerles
freno' Durante las 'Jornadas
sobre hábitos alimenticios
saludables: anorexia y bulimia',
celebradas recientemente, los
especialistas propusieron un
plan de acción basado en una
normativa más restrictiva sobre
los tallajes, la formación en hábitos
nutricionales saludables y
el impulso de la prevención y la
detección precoz.
Pero de nada sirve la prevención
si el enemigo principal
no se combate. Para muchos,
entre los que se encuentra
Marga Gascó, psicóloga de la
Asociación en Defensa de la
Atención a la Anorexia y la Bulimia,
las fotos muchas veces
retocadas con imágenes de siluetas
imposibles de alcanzar,
los anuncios de dietas y métodos
milagros y unas tallas cada
vez más reducidas son las culpables
de la mayoría de los casos
de anorexia y bulimia.
Gascó destacó, además, el
papel de los padres en el diagnóstico
precoz de la enfermedad,
ya que el paciente es el último
en reconocer que sufre un
trastorno de la alimentación.
El peligro de las
dietas restrictivas
Un estudio llevado a cabo por
Adeslas y la Asociación Contra
la Anorexia y la Bulimia entre la
población universitaria femenina
ha revelado algo que, aunque
ya se sospechaba, no deja
de ser alarmante. Y es que, a
tenor de los resultados, más
del 97% de las universitarias
afectadas por anorexia, bulimia
o trastorno por ingesta compulsiva,
siguen o han seguido
un régimen restrictivo para
perder peso. Queda demostrado,
por tanto, que las dietas
restrictivas sin control por un
profesional especializado en
nutrición, médico o farmacéutico
son una de las puertas de
entrada principales al mundo
de los trastornos alimentarios.
¿Qué son?
La Organización Mundial de
la Salud considera la anorexia
y la bulimia como trastornos
mentales y del comportamiento,
ya que el temor a engordar
y la falta de autocontrol
sobre la alimentación
hace que los sentimientos y
pensamientos determinen un
estado anímico y mental que
acaba en procesos depresivos.
Las personas con anorexia
se niegan a mantener su
peso dentro de los límites de
la normalidad, tienen mucho
miedo de aumentarlo o de
llegar a ser obesas y están
exageradamente preocupadas
por su figura. Además, la
valoración que hacen de sí
mismas como personas viene
determinada por la opinión
sobre su cuerpo.
La bulimia es la ingesta
excesiva de alimentos que
después se intenta compensar
con conductas anómalas
como vómitos, abuso de laxantes
y diuréticos, o dietas
restrictivas intermitentes, lo
que se acaba convirtiendo
en una costumbre que modifica
la conducta de la persona
enferma.
¿Si su hija sufre algún trastorno alimentario?
Ninguno estamos libre de
sufrir un trastorno en el
comportamiento alimentario
o de convivir con una
persona que lo sufre día a
día. Además, todos los
que lo padecen saben 'secretamente'
que se trata
de una enfermedad y sienten vergüenza de reconocerlo ante
sus seres más queridos. Muchos padres dudan si su hija sufre
o no de anorexia o bulimia, por lo que para ayudarlos a desvelar
sus sospechas es fundamental mostrarles cuáles son las
conductas que, repetidas con cierta regularidad, pueden llevar
a la aparición de estas conductas:
» Modificar las costumbres alimentarias.
» Seguir dietas restrictivas, reducir la cantidad de alimentos
y saltarse las comidas.
» Evitar de forma continuada tomar ciertos alimentos (por
ejemplo, dulces) y consumir productos bajos en calorías o
ricos en fibra.
» Usar diuréticos y abusar de laxantes.
» Mostrar un interés exagerado por la publicidad sobre productos
para adelgazar y tener mucho interés por todo lo
que está relacionado con el mundo de la moda.
» Presencia de atracones en las últimas semanas.
» Engañar a los demás sobre la alimentación y las conductas
a la hora de defecar.
» Nerviosismo a la hora de comer.
» Desaparición de comida de la cocina o aparición de comida
escondida en el bolso o en diferentes lugares de la habitación.
» Ir al lavabo al final de las comidas con excesiva frecuencia
y vomitar.
» Preocuparse de forma excesiva y frecuente por el cuerpo o
la figura y de los comentarios sobre su aspecto físico.
» Pesarse con frecuencia.
» Realizar ejercicio físico para perder peso.
» Excesiva preocupación por el orden y aumento en las actividades
de limpieza en casa y hacia el estudio.
» Hacer comentarios frecuentes sobre el peso, las tallas, el
aspecto físico y la alimentación.
» Considerar que el aspecto físico tiene mucho valor como
medio para conseguir el éxito en cualquier área de la vida.
Signos fisiológicos
» Pérdida de peso en un periodo breve u oscilaciones del
mismo (entre 5 ó 10 kg. en poco tiempo).
» Pérdida o irregularidades en la menstruación.
» Palidez, caída de cabello, sensación de frío, dedos azules.
» Debilidad y mareos.
» Irritación crónica de la garganta y/o pérdida de los dientes,
alteraciones provocadas por la inducción repetida de
vómitos.
» Pequeñas rupturas vasculares sobre los ojos.
» Inflamación de las parótidas.
Cambios de actitud
» Cambios del estado de ánimo o de carácter (depresión,
sentimiento de culpa, tristeza, sensación de descontrol,
irritabilidad...).
» Sentimientos depresivos, inseguridad respecto a su capacidad.
» Sentimientos de culpa por haber comido o haberlo dejado
de hacer.
» Aislamiento social y distanciamiento de los amigos y familiares.
» Se evita ir a lugares públicos donde haya comida.
» Estricta autocrítica.
» Necesidad de recibir la aprobación de la otra gente.
Más información:
www.acab.org
www.adaner.org
www.paidopsiquiatria.com