El temor a la hora de emprender
un viaje en avión es
muy común. De hecho, diversas
encuestas han señalado que sólo
un 5% de pasajeros lo hace
sin ninguna preocupación, dos
de cada tres sufren miedo o ansiedad
y una de cada cinco personas
evita volar a toda costa.
A muchas personas les
produce una ligera inquietud,
que normalmente se disipa
después del despegue, pero en
otros el temor es mayor y suelen
recurrir a factores externos,
tales como la presencia de un
acompañante, o en muchos
casos el consumo de algún tipo
de tranquilizante antes de ir
al aeropuerto. Por último, están
aquellos que presentan un
miedo de tal intensidad que
anula por completo la posibilidad
de un viaje de este tipo.
¿Quiénes padecen
este problema'
Una persona con una vida normal,
sin otras fobias en su vida,
puede padecer este trastorno.
Sólo presenta un miedo desproporcionado
a volar y la sola
idea de tener que subir a un
avión puede generarle un estado
de ansiedad con síntomas
como palpitaciones, inquietud o
desesperación. El origen puede
estar relacionado con haber vivido
alguna situación de peligro
real durante un vuelo, o bien
haberse sentido fuertemente
impresionado por la noticia o el
relato directo de otra persona.
También puede aparecer en
quien ha sido testigo de un accidente
o situación de peligro
sufrida por un avión.
Otro caso frecuente es el de
aquellos que sufren claustrofobia,
es decir, temor a los espacios
cerrados. Es de destacar el
denominado Trastorno de Pánico
con Agorafobia: la persona
teme la posibilidad de padecer
una crisis de pánico dentro del
avión, durante el vuelo, y lo
que les resulta agobiante es la
idea de no poder bajar de inmediato
para obtener alivio o
ayuda. Por último están los individuos
que sufren de Trastorno
de Ansiedad Generalizada,
en los que el temor a volar se
presenta con frecuencia e intensidad.
Las personas que padecen
esta alteración se preocupan
en forma desmedida y
siempre piensan que lo peor está
por ocurrir en cualquier momento.
Hay una sobre-estimación
de la probabilidad de que
ocurran eventos negativos, en
este caso un accidente aéreo.
¿Se puede dominar?
Los especialistas aseguran que
el miedo a volar, salvo en casos
extremos, es una fobia
perfectamente superable, pero
el primer paso es que la persona
lo admita ya que el principal
obstáculo suele ser que el
afectado no confíe en que lo
puede vencer y no acceda a
ningún tipo de tratamiento al
pensar que nunca podrá viajar
con tranquilidad.
Manuales, cursos y terapias
son herramientas útiles para superar
la aerofobia no sólo en
las personas a las que el miedo
les impide volar, sino también
en quienes experimentan esa
desagradable sensación de intensa
inquietud cuando el
avión despega, aterriza o atraviesa
una zona de turbulencias,
aunque logren controlar su pánico
momentáneamente.
A este respecto existen cursos
en grupo impartidos por
psicólogos y pilotos en los que,
junto con explicaciones teóricas
sobre cómo funciona un avión
y las medidas de seguridad empleadas,
incluyen técnicas de
relajación y una terapia para conocer
cuál es el factor desencadenante
del miedo en cada caso.
Estos cursos concluyen con
un simulador de vuelo que permite
experimentar, en un entorno
seguro, las sensaciones
que generan temor y comprobar
si se han interiorizado las
claves para evitar la aparición
de ese miedo irracional a volar.
Al margen de estos recursos,
existen otras recomendaciones
sencillas que pueden
ayudar en gran medida a controlar
la situación. Así, algo tan
básico como viajar cómodo
puede reducir el temor de forma
considerable:
' Llegue descansado al
avión. En los días previos al viaje
intente aumentar las horas
de sueño, caminar 30 minutos
diarios y disminuir el consumo
de tabaco, café y alcohol.
' Coma hidratos de carbono
(pasta, arroz, pizza, dulces)
tres horas antes de subir
al avión.
' Durante el vuelo evite el
alcohol y las comidas copiosas.
Tome caramelos (estimulan el
sueño y calman la ansiedad).
' Beba un vaso de agua
cada hora durante el viaje. El
agua diluye la adrenalina circulante
en la sangre.
' El conocido como Síndrome
de la Clase Turista (trombosis
en las piernas) puede aparecer
en los vuelos de larga
duración. Evitarlo es muy sencillo:
mueva las piernas cuando
esté sentado, levántese y camine
cada cierto tiempo.
' Si hay turbulencias, coloque
una almohada, manta o
abrigo doblado sobre el abdomen
y ajuste fuertemente el
cinturón de seguridad, a modo
de una faja que le sujete.
Con ello disminuirá la sensación
desagradable que producen
los movimientos. Además,
recuerde que las turbulencias
no comportan ningún peligro.
' Si puede, saque su billete
en la fila de emergencia,
es la más cómoda. En la zona
del ala hacia adelante los movimientos
son menos bruscos
y el nivel de ruido es menor.
' En la medida de lo posible,
trate de volar acompañado
por alguien en quien
confíe. En buena compañía el
miedo se reduce sustancialmente.
' Si está nervioso debido
a algún ruido o maniobra del
avión, pregunte a la azafata o
al auxiliar. Ellos le informarán y
tranquilizarán.
Otras medidas pueden,
además, reducir las posibilidades
de sentirse nervioso o incómodo
durante el vuelo:
' Vaya al baño antes de
subir al avión.
' Utilice ropa cómoda,
preferiblemente de algodón, y
zapatos o zapatillas sin tacón,
con cordones y con suela de
goma.
' Quítese las lentes de
contacto. Si lo necesita, utilice
lágrimas artificiales.
' Trate de distraerse con
libros, revistas o pasatiempos.
' Escuche música suave.
' Evite mirar por la ventanilla.
' Si se siente nervioso, intente
controlar la respiración.
Cuente sus respiraciones y
aminore el ritmo haciendo
pausas entre inspiración y espiración.
Es importante que el
tiempo de salida del aire sea
mayor que el de entrada.
' Ante situaciones como
la aerofobia, las plantas medicinales
sedantes pueden ser de
gran ayuda.
FUENTE: Centro de Investigaciones
Médicas en Ansiedad.
Más información:
www.centroima.com.ar.
www.alasyraices.es