En 1895 un físico alemán, William Konrad Röntgen, descubrió unas ondas electromagnéticas capaces de atravesar la materia y obtener imágenes de su interior. El cuerpo humano no ofreció resistencia a su trabajo y gracias a ellas pudimos conocer mejor sus entresijos. Bautizadas con el nombre de ‘rayos X’ escribieron una nueva página de la historia de la medicina y abrieron las puertas a nuevas y célebres investigaciones. Una de ellas la protagonizó el ingeniero británico Godfrey Newbold Hounsfield en 1972, quien pasó a los anales de la medicina como el padre de una nueva técnica radiológica, la Tomografía Axial Computarizada. Conocida por las siglas TAC, permite obtener imágenes muy precisas del cuerpo humano gracias a sus antecesores, los rayos X. Tal ha sido el impacto de ambos descubrimientos que sus protagonistas fueron condecorados con el premio Nobel por su trabajo. Röntgen en 1901 recibió el primer Premio Nobel de Física de la historia y Hounsfield compartió con otro científico el de Medicina en 1979.

¿Qué es el TAC?

El TAC consiste, en definitiva, en un examen médico no invasivo ni doloroso que ayuda al médico a diagnosticar y tratar enfermedades y que se basa en dos elementos: los rayos X y un sistema informático que procesa las imágenes. En algunos estudios se requiere la administración de contrastes, por vía oral, intravenosa o través del recto para distinguir con mayor nitidez los tejidos y los órganos.

Cuando el TAC se pone en marcha, un haz de rayos X gira alrededor del cuerpo de la persona que se somete a él y obtiene la información de una ‘rebanada’ del mismo, como si de una ‘rebanada de pan’ se tratara. El siguiente paso es convertir esta información en una imagen transversal, lo que en los círculos radiológicos se conoce como corte, y proyectarla o reconstruirla en un monitor, aspecto del que se encarga un programa informático.

Utilidades

Los avances científicos han permitido crear aparatos cada vez más perfectos, con los que se ha conseguido acortar el tiempo de exploración (en apenas unos segundos se puede explorar amplios sectores del cuerpo) y mejorar la calidad de la imagen. Gracias a esta revolucionaria técnica se pueden analizar las estructuras internas de las distintas partes del organismo y, en consecuencia, facilitar el diagnóstico de fracturas, hemorragias internas, tumores e infecciones en los distintos órganos. Así mismo, permite conocer la morfología de la médula espinal y de los discos intervertebrales y medir la densidad ósea. Y como es una prueba que no provoca dolor y ofrece imágenes de gran calidad y precisión en tiempo real, los profesionales médicos confían también en ella para guiar la realización de intervenciones mínimamente invasivas, tales como biopsias por aspiración de numerosas áreas del cuerpo, particularmente de los pulmones, el abdomen, la pelvis y los huesos. Es más, gracias a los resultados del TAC se puede evitar la necesidad de realizar intervenciones quirúrgicas de mayor calado, como una cirugía exploratoria o una biopsia quirúrgica.

Precauciones

Cuando un médico solicita un estudio de tomografía, lo primero que hace es informar al paciente de los riesgos que conlleva, pues no se puede llevar a cabo la prueba sin que el paciente firme un consentimiento informado. Los siguientes pasos se dan en el Servicio de Radiología donde se realiza la prueba. De primeras, antes de acudir a la cita marcada para realizar el TAC, le dirán cómo ha de prepararse para ella y le darán, si usted lo solicita, información adicional sobre el procedimiento. Suele bastar con que cumpla con unas normas básicas. Por si acaso, lleve ropa cómoda y suelta, aunque es posible que le pidan que se desvista y le proporcionen una bata o pijama del hospital que no interfiera en la realización de la tomografía y, si acostumbra a llevar consigo objetos de metal, como joyas, gafas, dentadura postizas o broches para el pelo, déjelos en casa o sepa que deberá quitárselos para someterse al examen.

Dependiendo del órgano que se vaya a estudiar y, especialmente, de si le van a administrar un contraste, puede que le pidan que no coma ni beba nada unas horas antes de hacer la prueba. Y, por último, no olvide comunicar a su médico que está tomando un medicamento o que sufre algún tipo de alergia, en especial a los materiales de contraste. Asimismo, es fundamental que su médico conozca si ha sufrido alguna enfermedad o dolencia recientemente o si tiene antecedentes de enfermedades cardíacas, asma, diabetes, enfermedades renales o problemas de tiroides. Cualquiera de estas dolencias puede aumentar el peligro de efectos adversos poco habituales de la técnica.

Si es mujer y cree que puede estar embarazada no olvide comentarlo. Los rayos X pueden afectar al bebé, por lo que es mejor que no se realice un TAC en su estado, especialmente si se encuentra en el tercer trimestre de embarazo. En el periodo de lactancia también se ha de tener cuidado y esperar, desde el momento en el que se haya recibido la inyección intravenosa del material de contraste, 24 horas para volver a dar el pecho al bebé. Y con los niños hay que manejarse con mucha cautela en este terreno. Se les debe someter a un estudio por TAC únicamente si es fundamental para conseguir un diagnóstico y no se debe volver a repetir de forma continuada a no ser que sea estrictamente necesario.

¿Cómo se realiza?

Aunque en realidad la exploración por TAC dura menos de 60 segundos se necesitan unos 45 minutos para completar el estudio por lo que ha de tener paciencia. El procedimiento es sencillo: se tumba sobre una mesa boca arriba, boca abajo o de lado, dependiendo del estudio que se vaya a realizar, y ésta se deslizará suavemente a través de un gran agujero central conocido como ‘gantry’ que va realizando las radiografías. Mientras dure el proceso, ha de estar relajado e inmóvil, pues si se mueve se arriesga a que las imágenes salgan borrosas. Si oye zumbidos y chasquidos mientras el dispositivo de exploración por TAC gira a su alrededor no se inquiete, es normal. Y si es necesario administrar contraste, se hará antes de que comience la exploración. El personal sanitario le explicará cómo y cuándo.

El técnico de radiología no estará a su lado sino en una sala próxima, aunque se puede comunicar constantemente con él gracias a un sistema de megafonía y él estará viéndole y oyéndole en todo momento. Así, en el caso de tomografías abdominales o de tórax, el técnico le indicará cuándo ha de respirar y cuándo contener la respiración. En la sala estará completamente solo, salvo que sea un niño quien se vaya a someter a esta prueba y se permita a un adulto entrar con él.

El estudio es supervisado en todo momento por un médico especialista en Radiodiagnóstico y una vez finalizado se archivan las imágenes para que puedan valorarse posteriormente y enviar el informe al médico que las solicitó.

Pequeñas molestias

La mayoría de los exámenes por TAC son rápidos, sencillos e indoloros, pero lo cierto es que tener que estar sin moverse tanto tiempo puede resultar incómodo, sobre todo si le cuesta permanecer inmóvil, sufre claustrofobia o tiene dolores crónicos. En tales casos, hable con el técnico de radiología que le acompaña, pues un sedante suave puede ayudarle. Y si le han de administrar contraste sentirá unas pequeñas molestias que es mejor que conozca de antemano, aunque todo dependerá de la vía de administración que se utilice. Si es intravenosa es posible que tenga sensación de ardor mientras le están poniendo la inyección y un gusto metálico en la boca que durará unos minutos. Si nota comezón y urticaria no se preocupe, aunque de forma ocasional, puede aparecer y por suerte es un problema que se alivia con la medicación adecuada. Lo que sí debe comunicar inmediatamente al técnico que está realizando la prueba es si siente mareos o le cuesta respirar ya que puede ser signo de una reacción alérgica más grave. Y es que, aunque rara vez es letal, la reacción alérgica a un medio de contraste, en concreto al iodado, es el problema de mayor relevancia que puede acarrear un TAC. No en vano, el que contiene yodo es el más utilizado de forma intravenosa y una persona alérgica a este elemento químico puede experimentar náuseas, estornudos, vómitos, picor o urticaria. El desarrollo de nuevos contrastes está reduciendo el riesgo de estas reacciones alérgicas.

Si el contraste se administra por vía oral, de lo único que se puede percatar es de un sabor levemente desagradable, pero la mayoría de las personas lo toleran sin dificultades. Y si se hace por medio de un enema, no se extrañe si le sobreviene una sensación de saciedad estomacal y una creciente necesidad de hacer salir el líquido del organismo. En este caso tenga paciencia, ya que la leve incomodidad no durará mucho tiempo.

FUENTES: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, Colegio Americano de Radiología.