Cansancio, falta de apetito, somnolencia, falta de concentración, taquicardia, dolores musculares, molestias en el estómago, sensación de falta de aire e insomnio son algunos de los síntomas físicos que presentan los afectados por el síndrome postvacacional, una situación que afecta, aproximadamente, a la mitad de los españoles tras el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina habitual. A nivel psicológico, también puede presentarse falta de interés, irritabilidad, nerviosismo, inquietud, tristeza o indiferencia.
El remedio contra el síndrome postvacacional está en prevenir su aparición poniendo en práctica algunas medidas. El periodo vacacional nos permite una libertad que no se tiene en otras épocas del año. A medida que nos acercamos al fin de las vacaciones, una vuelta progresiva, aunque no sea completa, a nuestra rutina habitual puede favorecer que ese cambio no resulte catastrófico. Además, se debe evitar una motivación personal excesivamente centrada en las vacaciones. No podemos estar deseando las vacaciones durante una mitad del año y lamentarnos de que se hayan acabado durante la otra mitad. Para ello, podemos mantener a lo largo de todo el año determinadas aficiones que hayamos tenido durante las vacaciones, como salir con los amigos, leer o practicar deporte. En definitiva, para superar este trastorno los expertos recomiendan aclimatarse poco a poco al ritmo de vida laboral.
El síndrome postvacacional no es preocupante, pero si el malestar no desaparece transcurridos los primeros 7-10 días, es necesario que el afectado acuda a la consulta de su médico de cabecera para descartar que no se trata de un problema de otra naturaleza, que requiera una atención diferente.
Vacaciones fraccionadas
Algunos expertos son partidarios de fraccionar las vacaciones como medida encaminada a prevenir el síndrome postvacacional. Si disponemos de un mes y nuestra empresa nos lo permite, podemos coger quince días primero, y otros quince más adelante. Esto nos servirá para evitar saturarnos, la sensación de estar de vacaciones se alargará y, además, los cambios en los hábitos no serán tan drásticos y permanentes, por lo que la incorporación no será tan traumática.
Además, se aconseja establecer un período de readaptación a la vuelta de las vacaciones, por lo que la opción más recomendable es regresar a casa unos días antes de la reincorporación laboral. Durante esos dos o tres días debemos volver a nuestros hábitos cotidianos, con lo que evitaremos que la reincorporación sea tan brusca.
Por otro lado, hay que evitar darle demasiada importancia a este malestar y afrontar la vuelta al trabajo como una nueva etapa gratificante. A esto ayudará planificar viajes y otras actividades placenteras durante todo el año y no limitarlas únicamente a los meses estivales, ya que así evitaremos la sensación de que el trabajo no viene acompañado de buenos momentos, que es lo que en definitiva provoca el síndrome postvacacional.
La vuelta al cole
También los niños pueden experimentar un síndrome postvacacional cuando concluyen los días de ocio y se acerca la vuelta al colegio. Para evitarlo, los médicos de familia recomiendan a los padres que empiecen a instaurar en casa el horario habitual que tiene el niño cuando va al colegio cuatro o cinco días antes del inicio del curso. "Al igual que sucede con los adultos, no hay que concederle demasiada importancia a las molestias que este síndrome provoca".