La anorexia, el aumento de los requerimientos nutricionales o las alteraciones provocadas por la enfermedad son algunos de los elementos que condicionarán la presencia de malnutrición en los pacientes hospitalizados. Tal es así que, según evidencian estudios realizados desde hace más de 20 años, hasta…
La anorexia, el aumento de los requerimientos nutricionales o las alteraciones provocadas por la enfermedad son algunos de los elementos que condicionarán la presencia de malnutrición en los pacientes hospitalizados. Tal es así que, según evidencian estudios realizados desde hace más de 20 años, hasta el 50 por ciento de los pacientes quirúrgicos y hasta el 60 de los pacientes médicos puede sufrir desnutrición, un estado patológico resultante del déficit o exceso, absoluto o relativo, del consumo de uno o más nutrientes esenciales, que se detecta clínicamente por pruebas bioquímicas y antropométricas.
Así lo han explicado las doctoras Mª Victoria Calvo, del Hospital Universitario de Salamanca, y Pilar Gomis, del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, durante la celebración del I Curso de Nutrición Enteral para Farmacéuticos de Hospital celebrado en Galicia. En estas jornadas formativas, organizadas por Novartis Medical Nutrition, un centenar de farmacéuticos de hospital ha analizado los usos e indicaciones de la nutrición enteral en el paciente hospitalizado mediante el abordaje de la valoración del estado nutricional, los soportes nutricionales específicos en diferentes situaciones (diabetes, oncología, geriatría), las interacciones entre fármacos y nutrientes o la nutrición domiciliaria.
Según ha señalado la doctora Pilar Gomis, 'la desnutrición hospitalaria comporta una serie de consecuencias negativas para el paciente como son un aumento en la incidencia de complicaciones, prolongación de la estancia hospitalaria, disminución de la resistencia a la infección, retraso en la cicatrización de las heridas, y un aumento en los índices de morbi-mortalidad'. Los principales candidatos a padecer cierto riesgo de sufrir desnutrición son, principalmente, los ancianos y los pacientes con neoplasias digestivas, entre otros.
Resulta pues fundamental nutrir a estos pacientes que en muchas ocasiones no pueden alimentarse por la vía tradicional o han de recurrir a suplementos nutricionales o dietas adecuadas a su patología. Así, se ha observado que en el caso de los pacientes hospitalizados, el 80 por ciento requiere, por unos u otros motivos, dietas específicas adaptadas a sus necesidades y el 10 por ciento ha de recurrir a la nutrición enteral.
La nutrición artificial se utiliza para mejorar el estado de salud y la calidad de vida del paciente y, de forma más específica, para prevenir, enlentecer o curar la desnutrición, con a finalidad de, mejorar el estado clínico o derivado de su enfermedad de base del paciente, acelerar la capacidad de ingesta oral o enteral de nutrientes y, en algunos casos, apunta la doctora Calvo, 'mantener la vida del paciente'.
En opinión de la doctora Gomis, 'un paciente bien nutrido, al que hay que aportar los nutrientes que necesita en función de su situación clínica, tiene menos posibilidades de contraer infecciones, presenta menos complicaciones y responde mejor a la terapia, por lo que disminuye el gasto en antibióticos y no se prolonga innecesariamente la estancia hospitalaria'. Por ello, el 31 por ciento de los centros hospitalarios españoles cuenta ya con unidades propias de nutrición clínica.